Això d’aquí és una prova. He afegit aquest text amb categoria “noticies” i a la secció “noticies”. Espero que vagi bé.
6. En consecuencia, abandono absoluto de todo lo que se llama derecho histórico de los Estados; todas las cuestiones relativas a las fronteras naturales, políticas, estratégicas, comerciales, deberán ser consideradas en lo sucesivo como pertenecientes a la historia antigua y rechazadas con energía por todos los adherentes de la Liga.
7. Reconocimiento del derecho absoluto de toda nación, grande o pequeña, de todo pueblo, débil o fuerte, de toda provincia, de toda comuna a una completa autonomía, siempre que su constitución interior no sea una amenaza y un peligro para la autonomía y la libertad de los países vecinos.
Aquesta part d’acíés el cos de la noticia… mola, eh?
Estamos contentos al poder declarar que este principio ha sido unánimemente aclamado por el Congreso de Ginebra. La misma Suiza, que por lo demás lo practica hoy con tanta dicha, se adhirió a él sin restricción alguna y lo aceptó en toda la amplitud de sus consecuencias. Por desgracia, en las resoluciones del Congreso ese principio ha sido muy mal formulado y no se encuentra sino indirectamente mencionado, al principio, con ocasión de la Liga que debemos establecer y más abajo en relación con el periódico que debemos redactar bajo el nombre de los Estados Unidos de Europa, mientras que según nosotros habría debido ocupar el primer puesto en nuestra declaración de principios.
Es una laguna muy molesta y que debemos apresurarnos a colmar. Conforme al sentimiento unánime del Congreso de Ginebra, debemos proclamar:
1. Que para hacer triunfar la libertad, la justicia y la paz de las relaciones internacionales de Europa, para hacer imposible la guerra civil entre los diferentes pueblos que componen la familia europea, no hay más que un medio: constituir los Estados Unidos de Europa.
2. Que los Estados Unidos de Europa no podrán formarse jamás con los Estados tales como están constituidos hoy, vista la desigualdad monstruosa que existe entre sus fuerzas respectivas.
3. Que el ejemplo de la difunta Confederación Germánica ha probado de una manera indiscutible que una confederación de monarquías es risible; que es impotente para garantizar la paz y la libertad de los pueblos.
4. Que ningún Estado centralizado, burocrático y por eso mismo militar, aunque se llame republicano podrá entrar seria y sinceramente en una confederación internacional. Por su constitución, que será siempre una negación abierta o enmascarada de la libertad, en el interior constituirá, por necesidad, una declaración permanente de guerra, una amenaza contra la existencia de los países vecinos. Fundado esencialmente sobre un acto ulterior de violencia, la conquista, que en la vida privada se llama roto con fractura, -acto bendito por la iglesia de una religión cualquiera, consagrado por el tiempo y por lo mismo transformado en derecho histórico-, y apoyándose en esa divina consagración de la violencia triunfal como sobre un derecho positivo y supremo, todo Estado centralista se presenta por eso como una negación absoluta del derecho de los demás Estados, a quienes no reconoce nunca en los tratados que concluye con ellos más que con un interés político o por impotencia.